¡Mal... muy mal!

Me compré ayer mi flor favorita, para animarme y congratularme por los sucesos acontecidos el día de ayer. También me regalé un barquillo de helado de cajeta, el cuál disfruté muchísimo en la soledad de un día tranquilo. Hoy por la mañana amanecí en extremo contenta, y me acerqué a mi flor para ver si había algo nuevo; y sí, mi teoría era cierta: puedes ver el rocío formarse en el centro de mi flor, y es un rocío verdadermente brillante y alentador.
Y así como me auto-felicito, también me auto-regaño: Debo parar con el flirteo que comienza a fluir en mi cabecita. ¡Eso esta mal! ¡muyyyyyyy mal! ¡ah que jovencita tan precoz soy yo, que no me acabo de quitar el curita, cuando ya quiero volver a subirme al columpio! ¡¡Y ni siquiera tengo planes de volver a esos juegos!! pero no lo puedo evitar, sabrá Dios, que mosco me picó. En fin, cést la vie!!