Sueño, medito.
Rezo, recito.
Respiro, te miro.
Tal vez al revés
con la taza a tus pies,
sorbiendo del té,
que dí en mi vejez.
Y vuelvo a nacer,
sin tratar de crecer,
como fue aquella vez,
através de tu ser,
para nunca jamás,
volverme a caer.
Y me despido con un proverbio de sublime sabiduría: "Si crees que somos de mentira, paga por vernos; si crees que somos de a de veras, tienes que hablarnos. ES LÓGICO".
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