No me cuestionen él por qué pero una parte de mi se encuentra plenamente feliz, mientras la otra vive en un estado de eterea miserabilidad.
La parte feliz, espera animar a la miserable con conversaciones sutiles de tiempos mejores.
La parte miserable sólo logra cansar mi mente y mi cuerpo, buscando una solución para acabar con este pequeño suplicio que confunde mi ser al pasar de los días.
Asi es que diré que estoy medio bien y medio mal, a pesar de que ni siquiera alcanzo el punto medio... Otro día, otra conversación!
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