martes, 3 de julio de 2007

Crónica de una violeta extremadamente hiperactiva

Hoy es uno de esos días en que, seguramente, si fuese navidad, hubiese quitado todo el árbol, esferas, adornitos, nacimiento, sin cansarme ni un segundo; o acaso uno de esos sábados que despertaba con un afán hacendoso irresistible y volteaba mi cuarto patas arribas y lo volvía a acomodar todo, y aún así me quedaba con ganas de hacer más.
Es un buen día en que reanimo mi independencia del mundo y arreglo mis cosas yo solita; por fin pude sacar un video que llevaba atorado meses en una videocasetera que ni siquiera funcionaba. La desmantelé cuidadosamente, y voilá! el video volvía a mi posesión después de sus largos meses de ausencia. Pedí ese favor varias veces a diferentes personas durante ese tiempo, y yo sola lo logré.
Decidí que me quedaría en mi trabajo otro año más, ya que no tengo nada que perder, pero en mi hiperactividad, me puse a buscar otras opciones, y encontré 4 que me hacían ojitos pispiretos, y por primera vez, no solamente me quedé contemplando la hermosura de un futuro inventado en mi cabeza, sino que me puse los ovarios en su lugar, y mande mi curriculum. La vida no me puede seguir cayendo del cielo eternamente.
Sigo con mucha energía que espero utilizar provechosamente por el bien de la humanidad; casi termino un trabajo que ya me tenía harta, y tengo visiones de que todo cae en su lugar adecuado, en una serie de eventos destinados a ocurrir desde tiempos ancestrales violetas.

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