Realmente Glee lo soluciona todo... ¿o es la música? ¿es la bipolaridad? No lo sé, solamente sé que hace una hora me sentía un cuanto tanto patética y no sentía deseos de nada más que llorar por lo sola que me sentía...
Mi progenitora, en su infinita sabiduría, sugirió que moviera las rodillas, que le diera tres vueltas a la cuadra o que hiciera ejercicio, ninguna de las cuáles me apetecía para levantar mi ánimo. De pronto, llegó la revelación: la única cosa que me controla el humor cuando se desata en sus tonalidades más oscuras es LA MÚSICA...
Solía ser una persona más musical, pero las circunstancias actuales no siempre me lo permiten. Me refugio en las noches de los jueves con Glee, viéndome reflejada en Rachel Berry... y cuando voy en mi carro hacia o de regreso del trabajo, y canto con mi feliz celular (ya que mi radio está actualmente fuera de servicio). Así es que bajé canciones, las escuché y pretendí cantar con ellas. Cantar es sumamente liberador, y verdaderamente me sorprende que no recuerde con mayor frecuencia el poder que tiene en mí...
Esta semana me encontré una grabación de hace siglos, de una vida en la que canté... a los dos años cantaba "una noche de copas una noche loca", y luego olvidé que cantaba hasta que años después descubrí que no lo hacía tan mal, y volvió a ser mi refugio. Siempre lo ha sido: en mis momentos más felices y más miserables hay una canción... creo que incluyen irremediablemente tonadas de Josh Groban, James Taylor, Blues Traveler e incluso de Dimmu Borgir, pero no hay remedio siendo yo un ser totalmente ecléctico en el ámbito musical...
El punto es, como dijo alguna vez una psicóloga que dió una conferencia en mi trabajo: YO NO SOY EL ARROZ (frase que sólo yo entiendo). En otras palabras, no importa si tengo dificultades para socializar y una nulidad de amistades en mi existencia presente. Eso no me hace patética. Valgo igual tenga éstas habilidades o no. Necesito un cambio de actitud, y seguir cantando. ¡¡HE DICHO!!
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